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Ser alguien para ti.

—No había pensado en una cosa —su voz fue triste al igual que la sensación de su pecho así que la mirada verdosa del alfa viajó de inmediato a él. Era casi medianoche de ese mismo día, miércoles, y estaban empacando las cosas para mudarse por fin a la nueva casa, la sala de estar estaba repleta de cajas de cartón llenas de sus pertenencias, ambos estaban en la habitación doblando sus ropas para ponerlas en las maletas—. Tendremos que quitar el nido —sus ojitos estaban inundados al decir esa simple oración.

—Me temo que sí, pequeño —Jungkook asintió con pena pero una sonrisa de ternura luchaba por no mostrarse, Jimin es tan apegado al nido, su alfa se siente orgulloso de haber hecho un lugar tan especial, un hogar simbólico que ahora se está volviendo una realidad—. Es parte de vender el departamento.

—Pero no quiero que lo deshagas, es mío —niega y su boca tiraba de las comisuras hacia abajo en un gesto desolado, soltó la camiseta que estaba doblando y se sentó en la cama con los brazos cruzados sobre el pecho.

—Pero vamos a mudarnos, amor —caminó hacia él y tomó su mano para acariciar sus nudillos continuando con su charla—, tendremos que quitarlo para poder vender el departamento, no creo que tú quieras que otra persona vea o entre a nuestro nido, ¿o si?

—Nadie puede entrar, ¡es mío! —niega apresurado y suspira cuando Jungkook se sienta a su lado y lo rodea con los brazos por la cintura.

—Ahí lo tienes —sonrió cuando el omega escondió el rostro en su cuello de manera mimosa—, podría solo mudarlo, que sea exactamente igual pero en la nueva casa —propone como una solución porque a decir verdad, a él también le pone triste la idea de deshacerlo.

—Sería igual pero no el mismo —niega afligido.

—¡Vamos, amor! No te pongas triste ahora —aprieta su abrazo para tratar de animarlo.

—Es que no quiero, de verdad no quiero dejar ese nido, alfa.

—Lo lamento, mi niño —dice triste, ahora él también está sintiendo la nostalgia de dejar su departamento y el nido que había construido para su omega, puede parecer que no tienen tanto tiempo en ese lugar pero ahí ha vivido cosas tan lindas con Jimin, abrazos y mimos, besos y momentos que parecían eternos, Jungkook se esforzó mucho en ese nido, fue una de las primera veces que se comunicó con su lobo, ese nido es la representación de un paso muy grande en la vida de Jungkook y Jimin, se habían comprometido a algo más perdurable, el nido fue su primera forma de enlazarse y ahora tendrán que despedirse de él.

—¿Cuánto cuesta el departamento? —cuestiona interesado el menor pero conservando su rostro melancólico.

—Una cifra con varios ceros, cachorro —ríe sin gracia—, no sé con exactitud porque de eso se encarga Jongsuk.

—Cómprame tu departamento —el alfa soltó una estruendosa carcajada haciendo que el castaño saliera de su escondite—, no te rías, lo digo enserio —Jungkook sonreía mientras Jimin lo miraba seriamente—. Tú dijiste que podía pedirte cualquier cosa y quiero que me compres tu departamento, te lo pagaré —Jungkook alzó una ceja ante la propuesta que aún no comprendía—, me prestarás el dinero y yo pagaré el departamento, firmaré el contrato y todas esas cosas, y te iré pagando a plazos adecuados a mis ingresos —la sonrisa que Jungkook tenía casi le partía el rostro, no creía que Jimin pudiera ser más tierno.

—En primer lugar, si quieres dinero para cualquier cosa no debes pedirlo ni pagarme, conseguiré una tarjeta de crédito para ti y de lo que dispongas no es un préstamo, es tuyo, te lo he recordado muchas veces, bebé —niega con una falsa reprimenda—. Y en segundo lugar, si quieres que nos quedemos con el departamento solo debes decírmelo, yo creí que tú no lo querrías y por eso pensé en ponerlo a la venta.

—¿Lo dices enserio? —los ojitos volvieron a brillar emocionados y se lanzó de nuevo a sus brazos—. Eres el mejor alfa del mundo, ricitos —Jungkook sentía sus mejillas doler por no dejar de sonreír en bastante rato—, pero no podemos conservarlo, no lo usamos y sería inútil —suspiró volviendo la nostalgia que amenazaba con hacerlo llorar con fuerza—. Supongo que tengo que aprender a despegarme de las cosas —se encogió de hombros.

—¿Estás seguro, amor?

—Mhmm —asintió lento—, pero por favor no me hagas ver cuando lo quites —la última palabra se vio interrumpida por un bostezo del menor.

—Así será, bebé —besó su coronilla y acarició su espalda—. Ahora déjame quitar las cosas de la cama para que puedas dormir mientras yo sigo empacando.

—No, quiero seguir ayudándote —negó sin soltarse del mayor.

—Pero es tarde, mañana tienes escuela no debes desvelarte —siguió acariciando su espalda con lentitud—, además será un día largo por la cirugía de Shinhye y la mudanza vendrá incluso antes de que te vayas a la escuela.

—Entonces tú también debes dormir —repone con los ojos cerrados por el cansancio.

—Solo faltan unas cosas por guardar, bebé —niega—, estaré despierto solo un rato más y te acompañaré —besó su frente y lo empujó un poco para que se moviera del abrazo pero solo descubrió que el menor dormía plácidamente sobre su pecho, soltó una risa e insistió un poco en sus movimientos—. Cachorrito, tengo que preparar la cama.

—Mhmm —obedeció y se quedó sentado en su sitio mientras Jungkook tiraba al piso las ropas que permanecían en la cama y agitaba las almohadas para hacerlas mullidas, Jimin cabeceaba y mantenía los ojos cerrados.

—Listo —se acercó al omega para ayudarlo a levantarse y guiarlo hacia su lado de la cama—, descansa, mi amor —el omega asintió y balbuceó algo parecido a un "tú también" que hizo a Jungkook sonreír, besó su frente y se dispuso a terminar su trabajo, empacar las cosas de ambos para mudarse a su nuevo hogar.

Dejó sólo un cambio de ropa para él y el uniforme de Jimin sobre la mesita de noche pues todos los otros muebles estaban en la sala de estar. Llevó las maletas abajo y tomó una sola para subir a la habitación del nido y comenzar con la dolorosa tarea.

Retiró la sábanas que formaban el dosel, su lobo se puso triste al desprenderlas y doblarlas con cuidado, las luces se apagaron y las enredó cuidadosamente, las almohadas no estaban tan mullidas pero no importaba porque había conseguido nuevas para el renovado nido que haría. La habitación quedó vacía y un hueco se formó en su estómago al ver todo empacado, solo quedaba la suave cama que los hombres de la mudanza sacarán por la mañana.

Su lobo aulló con pesar, el nido se había ido pero sabía que pronto tendría uno nuevo, para él y su omega, uno suave y cómodo como el anterior, protector y reconfortante para cuidar de su omega.

Caminó hacia la habitación, repasando todo para no dejar nada pendiente, entró al baño y tomó una ducha rápida para enfundarse en el pijama, pasaba de las dos de la mañana y sus ojos se cerraban solos del cansancio, tocó la cama y se acercó al calor que emanaba el cuerpo de Jimin, lo rodeó por la cintura y se ciñó a su cuerpo, cercano y adormecido.

—¿Qué hora es? —escuchó la voz suave del menor.

—Las dos treinta, vuelve a dormir, bebé —besó su cabeza y se relajó igual que él, durmiendo plácidamente en compañía del otro, disfrutando de la última noche en su primer casa.

✧✦✧

—Lobito... —la voz de su chico lo hizo salir de sus sueños, toques insistentes en su hombro lo incomodaban ligeramente.

—Mhmm —murmuró aún adormilado y con ojos cerrados, atrapó la mano de Jimin entre las suyas y la guio a su propia mejilla para sentir su calidez y suavidad.

—Los de la mudanza ya subieron todo al camión —dice simple, los ojos verdes se abrieron de una sola vez, observando al omega vestido con su uniforme del colegio, la corbata desatada, el cabello húmedo y una enorme sonrisa dirigida a él—, solo falta la cama —rió un poco.

—¿Por qué no me despertaste antes, bebé? —cuestiona levantándose y tallando su rostro para despejarse del sueño, se inclinó para dejar un beso en la mejilla del menor.

—Te dormiste muy tarde y no fue problema recibirlos —se encogió de hombros y rodeó el torso del mayor en su primer abrazo del día.

—Gracias por dejarme dormir, amor —sonrió aun con rostro adormecido—, iré a entregarles la paga y a preparar el almuerzo, ¿bien? —respondió una respuesta afirmativa del omega que frotaba su rostro contra su pecho desprendiendo su aroma a vainilla, ronroneaba y aspiraba satisfecho—. Bebé, yo tampoco quiero soltarte pero se nos hará tarde —mencionó con sorna.

—Es que estás tan cálido —se excusó aún desde el abrazo—, pero está bien... solo porque tengo que cepillar mi cabello —dejó un beso rápido en los labios ajenos y se encaminó al baño con prisa.

Jungkook caminó escaleras abajo, colocando un hoodie y sus zapatos con apuro, de inmediato visualizó a 5 hombres parados en la sala de estar, totalmente vacía, sus ojos se dirigieron a la cocina y se palmeó la frente al darse cuenta que no iba poder cocinar porque no había nada ahí.

Sus ojos solo vieron la planta de vainilla que le dio a Jimin en el inicio de su cortejo, el plato de alimento para Tiza y sabía que en el baño quedaban algunas pertenencias que podían llevar ellos mismos a la casa.

—Buenos días, señor Jeon —saludó uno de ellos—, su esposo ya nos aprobó cada una de las cosas que están en el camión y dijo que solo falta una cama del piso superior —Jungkook sonrió porque se refirieron a Jimin como su esposo.

—Si, todo está listo, pueden subir por ella, lo demás lo llevaremos nosotros —asintió en acuerdo y tres de los hombres se encaminaron a las escaleras—, aquí tienen —se dirigió hacia donde se supone que estaba la mesa de entrada pues suele dejar ahí su billetera pero él mueble ya no se encontraba en el sitio—. ¡¿Ángel, sabes dónde dejé mi billetera?! —alzó un poco la voz para ser escuchado.

—¡Está en mi mochila! —su voz era amortiguada por la distancia pero aún así sonrió y caminó hacia la bolsa que permanecía tirada en el suelo de la cocina, tanteó los bolsillos de la misma pero no lo encontraba—. ¿La encontraste? —la voz fue más cercana, justo en su espalda, Jungkook se giró solo para ver a su precioso chico cepillado y pulcro pero sin la corbata anudada, era común en él—. Está aquí —señaló el ziper exterior y Jungkook por fin obtuvo su billetera para sacar unos cuantos billetes y un papel.

—Aquí tienen —los entregó al hombre quien los recibió sonriente justo cuando dos hombres cargaban la base de la cama y otros dos arrastraban el colchón escaleras abajo—, es el adelanto y la dirección de la casa, la persona que recibirá todo es Zico él se encargará de darles el resto —el hombre asintió.

—Muchas gracias, nos marchamos entonces —el tipo brindó una sonrisa servicial—, y mucha suerte en su nuevo hogar —automáticamente Jungkook rodeó a Jimin por los hombros, como si la palabra hogar tuviera solo un significado; su omega.

—Gracias a ustedes —dijeron ambos agitando las manos cuando los encargados de la mudanza salieron del departamento, los ojos azules le miraron con burla.

—Con que ibas a hacer el almuerzo, ¿no?

—Lo olvidé —rió un poco y tomó la corbata del omega para comenzar a armar el nudo, era una especie de costumbre, Jimin sabía hacerlo a la perfección, Jungkook es consciente de ello y le gusta la forma en que lo hace pero hay algo en el ritual de atar la corbata de Jimin, hay algo especial en ayudarlo. Le gusta la forma en que se han acostumbrado el uno al otro, adaptándose a sus actividades, buscando tiempo juntos y disfrutándolo al máximo, son una pareja, un alfa y un omega, una familia que Jungkook espera próximamente se convierta en un matrimonio consolidado, tiene algunas cosas planeadas, cuando regrese de su viaje será el momento—. Iremos a la cafetería y pediremos lo que tú quieras.

—¿Chocolate y muffins? —mordió su labio inferior con ímpetu.

—Mhmm —rodeó la cintura del omega, olfateó su cuello suave y lo delineó con la punta de la nariz—, los que tú quieras, pequeño —recibió el beso casto que el omega le regaló en los labios—. Voy a cambiarme y a subir lo que queda a la camioneta porque se nos va a hacer muy tarde.

Poco menos de 20 minutos después, ambos estaban camino a la cafetería predilecta del omega que iba imaginando las más ricas comidas para decidir cuál elegir, Jungkook tarareaba la canción que sonaba en los altavoces y cuidaba cada mínimo detalle que ocurría en la calle, tan cuidadoso y temeroso de un accidente, no sabe si es precavido o tiene un problema pero no lo pueden culpar, tiene motivos.

Al detenerse, Jungkook bajó primero enfundado en su jean negro y su hoodie gris con una enorme bufanda que Jimin lo obligó a usar por la fría mañana, abrió la puerta de copiloto para darle paso al ojiazul, con su abrigo largo color beige que cubría su uniforme, ambos caminaron al interior y se formaron en la pequeña fila de 3 personas mientras veían el menú colgante de la pared, el tiempo pasaba y de pronto Jimin vio su reloj.

—Kook —llamó al alfa que no le miraba a los ojos si no al enorme cartel con el nombre de la cafetería—, voy a llegar tarde a la escuela —susurra con sorpresa—, mira la hora.

—¡Mierda! —dijo uno poco más alto—. Comeremos en el auto, te aseguro que no llegarás tarde, cielo —prometió justo cuando era su turno de pedir—. Llevaremos un chocolate grande caliente, el más grande —dijo casi de memoria—, por favor ponga malvaviscos pequeños —el omega sonrió al saber que obtendría su dulce favorito—. Yo voy a querer un emparedado simple y... —miró al otro para solicitar su pedido.

—Una dona.

—¿Solo una? —Jungkook frunció el ceño ante su asentimiento—. Deme una dona y un muffin... ¿quieres un croissant? —cuestionó hacia su omega.

—Solo quiero una dona —Jimin rió cubriéndose la boca con la mano y encogiendo los ojos.

—Pero debes comer bien —Jungkook parpadeó un par de veces y dirigió su mirada a la chica que observaba la escena con mucha diversión—, deme también un croissant de queso y jamón —la chica asintió y apuntó todo en la computadora.

—Enseguida les entrego su orden —les entregó el ticket y arrugó su nariz con una sonrisa.

—Gracias —el omega le devolvió el gesto y la chica desapareció detrás del mostrador—, no tengo tanta hambre, alfa.

—Pero debes comer bien, haces tantas cosas durante el día, me preocupo por ti mi cielo —puso un puchero que convencería a cualquiera—. ¿Podrías hacerme el favor de comer dos cosas al menos?

—¡Bien! —canturreó—. Pero tendrás que contratar un gimnasio, voy a subir mucho de peso si sigues haciendo que coma tanto.

—Eres perfecto, mi vida —sonrió—, pero haré lo que tú quieras, siempre y cuando sea sano para ti —besó su mejilla y en ese instante les entregaron su comida—. Muchas gracias —asintió hacia la cajera y tomó la mano del omega para comenzar su camino hacia afuera del local, una vez que atravesaron el umbral y la campana de la puerta sonó en aviso de su partida, el castaño se detuvo.

—¡Prueba esto, es tan rico! —festejó dejando la pajilla al alcance del alfa para que bebiera del vaso de chocolate.

—Entiendo porqué es tu favorito, cachorro —sonrió y mordió su emparedado—, pero deja de distraerme, hay que subir al auto —Jimin rió bajito y Jungkook abrió la puerta de copiloto para ayudarle a subir y asegurarse de que abrochó su cinturón, lo imitó en el asiento de piloto y el camino comenzó, la camioneta se movía a paso rápido pero seguro mientras Jimin mordía su dona con hambre, el teléfono del ojiverde comenzó a sonar—. ¿Podrías responder, amor?

—Claro —lo tomó del portavasos y descolgó la línea—. Está llamando al teléfono de Jeon Jungkook, por el momento no se encuentra disponible, ¿en qué puedo ayudarle? —el alfa rió por la forma en que respondió—. Oh, doctor Moon, mucho gusto —Jungkook frunció el ceño, era extraño que el médico le llamara—. Su viaje comienza el martes —el ojiazul seguía escuchando lo que el doctor le decía—, de hecho él estará hoy en el hospital —asentía y ponía atención—. Bien, le diré que esté ahí en una hora, un gusto saludarlo, nos vemos —presionó la pantalla y miró a Jungkook—. Era el doctor Moon —dijo simple.

—Lo noté —dijo con burla.

—Gracias a Yoongi se enteró de tu viaje y adelantó tu cita para revisar que todo esté bien y puedas irte —suspiró pesadamente al recordar el viaje que Jungkook hará y prosiguió—, tienes que ir en una hora para que te hagan estudios de sangre y te entregará los resultados a 5 de la tarde.

—Así que el día solo se hace más y más ocupado —dijo divertido.

—Eso parece —rió un poco y terminó su dona de un mordisco para quitar el empaque del muffin—, aunque solo para ti, yo haré lo mismo de siempre —se burló.

—Que suerte tienes, bebé —se detuvo en un semáforo, iba a dar un mordisco a su almuerzo pero Jimin se lo quitó—. ¡Oye! Dijiste que no tenías tanta hambre.

—No es eso, alfa bobo —guardó el emparedado con cuidado—, te harán estudios, no puedes comer antes de eso.

—Pero ya comí un mordisco, no importa ahora —puso una mueca de súplica—, además tengo hambre.

—Oh, mi pobre alfa bebé —acarició la mejilla del mayor y se estiró en el asiento para dejar un dulce beso de consolación—, espera un poco, solo será un ratito pequeñito y podrás comer —Jimin era la persona más tierna del planeta.

✧✦✧

Luego de dejar a su novio en el colegio, Jungkook se dirigió a la casa nueva donde pudo ver a un muy apurado Zico bajando cajas del camión junto con los hombres de la mudanza, estacionó la camioneta y abrió la cajuela para sacar la maleta que cargaba lo último que quedaba en el departamento, ahora solo quedaba entregar las llaves, definitivamente dolerá mucho ese momento.

—Buenos días, jefe —el beta castaño llegó a su lado palmeando su hombro—. Creí que llegarías más tarde.

—Buen día, lo iba a hacer pero el médico llamó y tengo que hacerme unos estudios antes de viajar así que tengo que estar ahí en un rato —le entregó la maleta en la mano—, ¿podrías dejar eso ahí dentro?, necesito marcharme ahora —sacó otras tantas cosas mientras hablaba.

—Claro, lo que pidas —sonrió servicial—. ¿Quieres que vaya a buscarte más tarde o...? —dejó su pregunta al aire y Jungkook negó.

—No, estaré en el hospital todo el día, hoy es la cirugía de la hermana de Jim —Zico asintió al recordarlo—, pero podrías pasar por él a la escuela y llevarlo.

—Entiendo, estaré por ahí en cuanto terminemos esto —sonrió y Jungkook alzó la ceja con burla—, me quedaré con ustedes por un rato para asegurarme de que no me necesiten.

—¿Estarás para acompañarnos o para ver al cirujano de Shinhye?

—Un poco de ambas —habla con una sonrisa enorme—, pero no es solo el cirujano de Shinhye, también es mi novio —el rizado se sorprendió.

—¿Qué? ¿En qué momento pasó? —el chofer se encogió de hombros, sus mejillas se pintaron de rojo y su sonrisa era enorme.

—Me lo pidió el lunes, después de que dejamos a los idiotas en el hospital y lo fui a dejar a su casa, estuvimos charlando y nos dimos cuenta de que ambos lo queríamos.

—Jim va a estar tan feliz, tendrán que soportar su emoción por mucho tiempo.

—Supongo que Yoongi se lo diría así qué... veremos —sonrió al igual que el alfa.

—Lo sabremos más tarde —chasqueó la lengua con burla—. Ahora me voy porque si no llego a tiempo para esos estudios Jim va a enojarse conmigo.

—Claro, conduce con cuidado —el ojiverde se subió a su camioneta y Zico cerró la puerta para despedirlo.

—Lo haré, nos vemos gracias —arrancó el vehículo y comenzó con su camino directo al hospital, fue tardado debido al tráfico pero mientras el tiempo pasaba, la música sonaba en las altavoces y él recordaba las cosas que tendría que hacer.

Tarareaba contento y movía los dedos al ritmo de la canción que recién comenzó en la radio, era una que había escuchado hace un par de años pero no le prestaba demasiada atención, trataba de amor, la clase de ideas que él no tenía cuando más joven.

I used to wanna be
Living like there's only me
But now I spend my time
Thinking 'bout a way to get you off my mind

Esa simple primera estrofa lo definió tan bien, antes vivía sólo para sí mismo, pensando que nunca formaría una unión con absolutamente nadie, pero un día Jimin llegó a su vida para abrirle los ojos y ahora su mentalidad es muy distinta. Ahora no puede verse un solo día sin su omega y no piensa que su vida anterior estuviera mal, todos pueden vivir de la forma en que quieran, él solo se dio cuenta de que se estaba reprimiendo a sí mismo, reprimiendo la forma en que quería ser para no aceptar que tal vez quería interesarse en su naturaleza.

De unos pocos meses a la fecha su vida a dado un cambio drástico, ha logrado tantas cosas; su graduación y la próxima dirección de la empresa, también se ha establecido nuevas metas como la de proponerle matrimonio a su omega, ésta última le emociona tanto que sus manos tiemblan al pensar en lo que ocurrirá al volver de su viaje.

All I wanna be, yeah, all I ever wanna be, yeah, yeah
Is somebody to you

Si retrocediera un año y le preguntaran lo que piensa hacer en la vida, tal vez respondería que quiere justo lo que ha obtenido; un título universitario y el ascenso por el que tanto se esforzó pero nunca, ni remotamente habría pensado en una casa, en una mascota, en el amor de su vida; todo eso cobró sentido al ver los más bellos ojos azules de su enfermero, su lobo le hizo ver lo que quería muy en el fondo, quería mimar a un omega, a su omega, quería una familia propia. Quería eso que sus papás tenían, un amor incondicional y único, ahora tiene mucha más fe en el futuro porque luce mucho más alentador con Jimin en él, ahora solo se esfuerza por seguir siendo alguien para él, en seguir siendo su alfa, hacerlo su esposo, proveer un hogar y hacerlo feliz porque eso significaba hacerse feliz él mismo, la alegría de Jimin es la suya.

Cuando menos lo pensó, había llegado al hospital, el enorme edificio blanco cubría el sol de la mañana, las nubes parecían no querer hacer su presentación y eso estaba bien, así el día podría calentarse un poco, bajó de la camioneta e ingresó por la puerta de urgencias a paso lento, entró por un pasillo y siguió su camino.

—¿Qué haces aquí, Jungkook? —la conocida voz de Taehyung lo hizo girarse hacia él—. Aún no es hora de la cirugía de Shinhye, aún no llegan... ¿Minnie está bien? Dime que Minnie está bien —el azabache está más susceptible a las preocupaciones de lo normal.

—Buenos días para ti también, Taehyungie —rodó los ojos con diversión—, un gusto verte, como siempre.

—No trates de burlarte de mi, idiota —lo señaló con falsa molestia—, soy un alfa embarazado y tu omega me ama, no sería difícil derrotarte —Jungkook se carcajeó.

—Bien, tú ganas —usó sarcasmo y alzó las manos como si de verdad se rindiera—, estoy aquí porque el doctor Moon quiere hacerme unos estudios antes del viaje y esas cosas, así que aquí me tienes.

—Ahora que lo mencionas... —el pelinegro entrecerró los ojos y escaneó el cuerpo de Jungkook con ellos—, no estaría de más hacerte un electro para asegurarnos de que todo marche bien —Jungkook jadeó con pesar.

—¡Estoy bien! Tengo suficiente con los estudios que el doctor me hará.

—Nunca se está cien por ciento seguro en medicina, amigo —palmeó su hombro—, mejor pásate por mi consultorio en dos horas para hacerte un chequeo.

—Pero tengo que estar con los Park —replica con molestia—, no haré esto, Tae.

—¿Sabes qué? Tienes razón —asintió con tranquilidad—, llamaré a Jimin más tarde para decirle lo buen alfa que eres, rechazando estudios que podrían salvarte la vida para estar con su familia —Jungkook frunció el ceño—. Que bueno eres Jeon, demasiado, Jimin va a estar muy feliz.

—Te detesto —se giró y comenzó a caminar—, estaré ahí en dos horas y más vale que mi omega no esté molesto conmigo por culpa tuya, Kim.

—Te salvé la vida, no puedes amenazarme —ríe a carcajadas alejándose por el lado opuesto. Jungkook solo respiró profundamente encaminado al elevador para subir al octavo piso, al área de laboratorio. Al salir del ascensor, visualizó una recepción con un gran escritorio en escuadra, ventanales amplios que dejaban a la vista la gran ciudad.

—Buen día, ¿en qué podemos ayudarle? —la delicada voz de una chica beta atrajo su atención desde el mostrador.

—Buen día, si —asintió y sonrió de vuelta con amabilidad—, mi nombre es Jeon Jungkook y el doctor Moon Sangmin, de endocrinología me envió para que me realizaran unos estudios.

—Déjeme revisar —la chica comenzó a teclear en la computadora que tenía frente a ella, Jungkook se dedicaba a observar a detalle la recepción, no era la primera vez que se encontraba pero le gusta ser observador—, aquí está, el doctor Moon solicitó un hemograma completo —sonrió hacia el alfa—, puede pasar a tomar asiento y en un minuto le llamarán.

—Gracias —caminó unos cuantos pasos y pudo sentarse en uno de los sofás gris oscuro que estaban destinados a ello, pero no pasó más de un minuto cuando alguien mencionó su nombre pidiendo que entrara a un reluciente, pero muy pequeño, cuarto blanco con una sola ventana en la pared y dos sillas blancas en el centro, una frente a la otra—. Buen día —saludó de nuevo por mera cortesía al joven que se paraba frente a él, le parecía vagamente familiar.

—Buen día —el chico alfa le miraba de vuelta—. Tú eres el alfa de Jiminie, ¿no? —Jungkook seguía sin reconocerlo pero su lobo gruñó bajó al escuchar que le llamaba a su omega por un apodo.

—Si, soy el alfa de Jimin —dijo para tratar de corregir su atrevimiento, la molestia se pintó gráficamente en su rostro.

—Mi nombre es Yeosang, no nos habíamos visto más de una vez pero siento que te conozco de todo —el rubio tendió su mano hacia él y no tuvo más opción que estrecharla—. Jiminie habla de ti todo el tiempo, si lo veo cinco minutos al día, esos cinco minutos habla de lo maravilloso alfa que eres —Jungkook podría sentirse halagado y orgulloso por saber que su omega le habla a otros de él, pero su lobo no dejaba de molestarse cuando el rubio apodaba a su chico.

—Si, Jimin... —recalcó el nombre para que el alfa se diera cuenta de su molestia—, es tan lindo siempre —sonrió forzado pero siguió hablando—, por desgracia nunca me ha hablado de ti —Yeosang rió.

—Eso no me sorprende, Jimin... —por fin le dio el gusto a Jungkook—, solo tiene boca para hablar de ti y su familia —el alfa puro por fin sonrió sincero—. Pero siéntate, podemos conversar mientras perforo tu brazo —bromeó sentándose y extendiendo su brazo hacia la silla restante.

—Si, gracias —obedeció y estiró su brazo cuando Yeosang lo tomó con sutileza, el rubio amarró un torniquete en la parte superior de su codo, limpió la zona con una torunda de algodón y palmeó la piel con su dedo índice y corazón, Jungkook recuerda que Jimin suele hacer eso cuando coloca una vía intravenosa, supone que este está buscando un buen lugar para clavar la aguja.

—Tú y yo nos vimos una vez, estabas dando un recorrido por... —se lo pensó un poco y siguió—, cuidados intensivos, acababas de despertar o algo así —negó riendo—, lo recuerdo porque era mi cumpleaños y me gruñiste en cuanto Jimin me felicitó —Jungkook hizo una mueca de arrepentimiento.

—Oh yo... lo lamento —Yeosang agitó la mano para restarle importancia.

—Voy a clavar esto —mostró la aguja al ojiverde que asintió tranquilo, enfocando su vista en su propia piel siendo perforada, poco a poco las sangre fue saliendo para llenar un pequeño tubo.

—Mi alfa no estaba en su mejor momento pero ahora lo controlo mucho más —sigue con su disculpa y Yeosang sonríe.

—Te creeré pero tus ojos oscuros en cuanto mencioné a Jimin hace un rato, me asustaron —Jungkook no se había dado cuenta de que se puso tan a la defensiva.

—Oops —de nuevo la mueca de disculpa.

—Descuida —negó de nuevo con diversión—, me alegra mucho que despertaras y hagas tan feliz a Jimin, él realmente vale mucho la pena, y merece toda la felicidad del mundo —Jungkook pudo distinguir ese brillo, el brillo que él mismo tiene al hablar de Jimin, su ceño se frunció de nuevo, la ira se apoderó de su cuerpo pero trataba de reprimirla—, es muy lindo en todo sentido —retiró la aguja del brazo de Jeon y colocó una torunda con alcohol nueva.

—¿A ti te gusta mi omega? —entrecerró los ojos y dobló su brazo como el rubio se lo indicaba.

—¿Qué? No —negó de inmediato.

—Reconozco el brillo de tus ojos al hablar de él, a mi me pasa lo mismo, no puedes negarlo —un gruñido formándose en su pecho, retumbante.

—No, te lo juro, es solo un muy buen amigo, lo aprecio mucho —por algún motivo Jungkook lo sentía honesto—, te aseguro que a cualquiera de aquí le brillarán los ojos al hablar de él, es el mejor enfermero y la más linda persona del mundo, pregúntaselo a quien quieras y lo verás —el alfa puro respiró tranquilo.

—Oh, perdón de nuevo por suponer cosas —estaba realmente apenado, a veces se siente de regreso a esos primeros días lidiando con su alfa, tan testarudo y gruñón, sin duda ha mejorado mucho pero aún se siente mal de perder el control de vez en cuando, sabe que es normal que es un alfa puro y son mucho más posesivos que el resto pero no quiere ser de ese modo, cree que es como desconfiar de su chico y eso jamás ocurrirá.

—Hey, no —Yeosang palmeó su hombro—, no te preocupes —sonrió amable y Jungkook se sintió un poco menos mal consigo mismo, Jimin ya le ha dicho demasiadas veces que está bien seguir su naturaleza, no debe martirizarse—. Entregaré las muestras, tus resultados los verá el médico y él se encargará de informarte —tiró su mano hacia Jeon que la estrechó un poco confiado—, fue un gusto saludarte y verte tan bien, diría que saludes a Jimin pero lo veré de todas formas en algún momento —rió y Jungkook se puso de pie.

—Me alegra haberte conocido, gracias y nos vemos —salió del pequeño consultorio despidiéndose de la recepcionista y se encaminó hacia el elevador, presionó el botón para descender a la sala de espera común, al abrir las puertas y dar unos cuantos pasos, una cabellera rubia atrajo su atención, alzó la mano para saludar amistosamente pero su amigo médico no se quedó conforme y comenzó a caminar hacia él con apuro.

—Me alegra mucho verte aquí —Jungkook parpadeó desconcertado.

—¿Te alegra verme en un hospital?

—No, bobo —Yoongi rodó los ojos con gracia—, Zico me dijo que vendrías y me dijo que sabes sobre nuestro noviazgo.

—¡Cierto, felicidades! —Jungkook sonrió en grande y Min pudo apreciar esos pozos que se colocan en sus mejillas y de los que Jimin no deja de hablar con fascinación.

—Gracias, pero tengo que pedirte un favor —el alfa alzó una ceja—, no le digas a Jimin.

—Yo no le guardo secretos a mi omega —niega rotundamente.

—¡Por favor, Jeon! —juntó sus dos manos y suplicó—. Amo a Jimin pero no voy a soportar todas sus preguntas y la forma en la que nos mira —Jungkook rió—, siempre trató de hacerla de cupido y decía todas esas mierdas de que íbamos a terminar en una relación; si le cuentas y sabe que tenía razón no dejará de hablar de ello por semanas —el ojiverde era tan burlón en ese momento—, solo tú lo lidias con él de forma correcta y vas a largarte.

—Lo siento, Yoongi —apretó sus labios para aguantar la sonrisa—, yo no le oculto nada y no podrán mantener su relación en secreto por toda la vida, tu no eres para nada disimulado.

—¿De qué hablas? Yo soy una persona totalmente capaz de guardar secretos —el beta frunció el ceño por la falsa molestia.

—El día que inicié el cortejo de Jim casi lo arruinas, estabas por decirle y tu cara es tan graciosa cuando mientes —la boca abierta de Yoongi era enorme—. Solo te advierto que voy a decírselo y también le diré que eres un mal amigo que planeaba ocultarle ésto —su rostro no reflejaba nada de seriedad porque la cara de Yoongi era un verdadero poema a la molestia.

—Tú, alfa de mier...

—¡Hola, doctor Min! —saludó Shinhye desde la puerta.

—¡Hola, mi paciente favorita! —el beta dejó su molestia, que en realidad no era mucha porque sabe que Jungkook no lo delataría con Jimin, al menos no por el momento, y se encontró con Shinhye a medio camino.

—Creí que yo era tu paciente favorito —repone Jeon con molestia.

—No, eres el paciente favorito de Taehyung porque le gusta verte el cerebro comatoso que tienes —repone con burla y el alfa rizado entrecierra los ojos hacia él.

—Hola, gran Jeon —saluda la pequeña niña y Jungkook sonríe hacia ella y se inclina para besar su mejilla.

—Hola, pequeña Park —despeinó sus cabellos haciéndola gruñir.

—Supongo que tendré que conformarme contigo hasta que pueda ver a mi hermano —la menor rodó los ojos con falso fastidio y Jungkook sonrió porque ella no se tomó tan mal el asunto de Jimin, lo comprendió y el omega se alivió mucho por eso.

—Supones bien, niña —alzó las cejas y abrió los brazos acercándose a la silla de ruedas—, pero huelo a él, ¿quieres oler?

—Quítate —Shinhye lo empujo lejos y Yoongi se rió fuerte por ello.

—Los niños no te quieren, Jeon —hojeó los papeles que tenía en la tabla que una enfermera le entregó y siguió hablando mientras leía—, no sé qué harás cuando Minnie esté embarazado.

—Serán mis cachorros, no pueden odiarme —sonrió con burla en sus ojos—, y en general los niños no me odian, te aseguro que seré la persona favorita del cachorro de Taehyung y Hoseok.

—Ni siquiera lo intentes, rizado —Yoongi despegó la vista de los papeles y lo miró amenazante—, es mi futuro ahijado, no puedes quitármelo.

—Veremos —la sorna en su voz era evidente—, aún no olvido que me manchaste de lodo en mi propia casa.

—Oh tú...

—Hola, Jungkook —Sunhwa y Hyunbin llegaron interrumpiendo de nuevo sus groserías, el nombrado sonrió al verlos y se inclinó levemente para saludarlos con un abrazo cariñoso, una cosa que agradece mucho es que la familia de su omega es realmente amable cuando se trata de convivencia, sin duda no pudo tener más suerte, los Park lo adoptaron muy rápido como parte de la familia, incluso Hyunbin que estaba un poco renuente—. Hola, doctor Min —el beta les estrecha la mano y pasan todos juntos a la sala de estar, parecía una habitación normal, igual a la que él ocupó cuando estaba internado en ese mismo nosocomio, sin embargo, ésta era un poco más pequeña y además de la camilla tenía dos sofás, estarían ahí hasta que Shinhye fuera intervenida y cuando saliera tendría una habitación común.

—Bueno, estarán aquí por un rato, aún tenemos que revisar los últimos estudios para verificar que todo esté bien —Yoongi habló una vez que todos estuvieron dentro y Jungkook había cargado a Shinhye para colocarla en la camilla—, el anestesista vendrá en un momento y mientras tanto mi paciente puede irse poniendo su estupendo atuendo del día —señaló la bata que se encontraba prolijamente doblada sobre un mueble esquinero—. Los veré en un rato —el rubio salió del lugar agitando la mano.

Luego de eso el tiempo pasó rápido, Shinhye se puso su uniforme médico requerido, Jungkook se dedicó a comer un poco, porque el hambre lo mataba y a entretenerse jugando algunos videojuegos junto a su pequeña cuñada, claro está que se dejaba ganar en cada partida, los padres de Jimin charlaban y sonreían cada vez que el rizado le sacaba una carcajada a la menor.

—Maldición —susurró al ver la hora en su reloj y se puso de pie para mirar a los otros tres—, tendré que salir un segundo, el doctor Kim me pidió que fuera a su oficina para hacerme un chequeo antes de mi viaje —avisa a los Park que asienten sonrientes—, vendré en un rato, pero... —hace una mueca apenada.

—¿Qué pasa, muchacho? —Hyunbin se para a su lado y palmeó su hombro—. ¿Necesitas algo?

—En realidad, si —admite—. ¿Podrían no decirle a Jimin que me fui? —sonríe nerviosamente y el alfa mayor alza una ceja de forma divertida—, es que le hice una promesa, dije que no me movería de aquí pero Taehyung me dijo hasta hace un rato y...

—Cariño, es por tu Salud, Jim nunca se molestaría —Sunhwa rió y agitó su mano para restarle importancia—, ve sin cuidado, nosotros estaremos bien.

—Gracias —sonrió más tranquilo—, no quiero que Jimin lo sepa.

—¡Vaya, vaya! —escucha la voz de Yoongi tras de él, se giró y vio al beta parado ahí, justo en la puerta—. El señor "yo no le oculto nada a mi omega" y yo nos vemos las caras otra vez —Jungkook bufó molesto para no maldecir en voz alta, el rubio lo había vencido.

—Estamos a mano, no hablas y no hablo —propone y Min sonríe victorioso.

—Hecho —estrecharon sus manos y el ojiverde salió disparado para llegar al consultorio del neurólogo, el día parecía interminable.

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